sábado, 25 de agosto de 2007

A Los Que Se Fueron ( Gustavo Adolfo Bécquer )

Cerraron los ojos,
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo;
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.
La luz, que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intérvalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.
Despertaba el día
y a su albor primero,
con sus mil ruïdos
despertaba al pueblo.
Ante alquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
¡ Dios mío, que solos
se quedan los muertos !
De la casa hombros
lleváronla al templo,
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.
Al dar de las Ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos;
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
que dóse desierto.
De un reloj se oía
compasado el péndulo
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba,
que pensé un momento:
¡ Dios mío,que solos
se quedan los muertos !
De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.
Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un estremo:
allí la acostaron,
tapiáronle luego,
y con un saludo
despidióse el duelo.
La piqueta al hombro,
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
el sol se habia puesto.
Perdido en las sombras,
yo pensé un momento:
¡ Dios mío, que solos
se quedan los muertos !
En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a veces me acuerdo.
Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmedo muro
tendida en el hueco,
¡ acaso de frío
se hielan sus huesos !
¿ Vuelve el polvo al polvo ?
¿ Vuelve el alma al cielo ?
¿ Todo es, sin espíritu,
podredumbre y cieno ?
No sé; pero hay algo
Que explicar no puedo,
algo que repugna,
aunque es fuerza hacerlo,
¡ a dejar tan tristes,
tan solos los muertos !

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